Movimiento Obrero


EL MOVIMIENTO OBRERO EN BOLIVIA


1. Introducción

Cuando, en abril de 1952, se creó la Central Obrera Boliviana (COB), había transcurrido caso un siglo desde que se formularon las primeras organizaciones gremiales en nuestro país a mediados del siglo XIX.
La minería empezaba a modernizar sus métodos de explotación y, en los pocos centros urbanos existentes, principalmente en La Paz, se realizaba la producción de textiles, alfarería y otros productos de uso doméstico, en el mismo nivel artesanal utilizado en la colonia.
La creciente demanda del mercado, había aumentado el número de talleres y éstos tenían muchos operarios. Como no existían leyes que los protegieran, comenzaron a organizarse en agrupaciones gremiales, especie de ayudas mutua, con las que buscaban protegerse de los abusos patronales.
Pese a las distancias y al aislamiento en que se vivía por entonces, estas uniones artesanales tenían conocimiento de los grandes movimientos sociales en Europa donde, el rápido proceso industrial, había permitido la formación de asociaciones sindicales que luchaban por menos horas de trabajo, aumento salarial y mejores condiciones de laborales.
Casi desde el momento de su creación, las uniones gremiales se vincularon con determinadas corrientes políticas, buscando apoyo a sus demandas.

2.  Los sindicatos

Cuando se inició la era del estaño en Bolivia, entre los años 1880 y 1890, las grandes empresas industriales de la minería instalaron maquinarias modernas y requirieron gran cantidad de obreros.
Estos trabajadores, casi todos ellos llegados del campo, se agruparon en organizaciones sindicales. Inicialmente, tuvieron el mismo carácter de las uniones gremiales, pero aportaron una tradición muy importante que traían de las comunidades campesinas: la costumbre de mantener una consulta permanente de todos sus miembros, lo que más adelante se convertiría en la asamblea, núcleo movilizador de los sindicatos.
Activistas de orientación anarquistas provenientes de Chile y Argentina, les dieron las primeras lecciones de acción sindical. A la vez que las movilizaciones por mejores condiciones de trabajo, aumento salarial y reducción de la jornada laboral, explicaban que, el capital, para obtener sus ganancias, mantenía un sistema  de injusticias; por lo tanto, era necesario luchar por desterrarlo y formar una sociedad justa en la que todos pudieran satisfacer sus necesidades.
Cuando Simón Patiño descubrió “La Salvadora” los sindicatos ya funcionaban en casi todos los centros mineros importantes. Sin embargo, al no tener reconocimiento legal, sus acciones solo eran posibles en la  medida en que presionaban con la suspensión de labores, en los momentos de mayor demanda del mercado internacional. Muchas veces, esas acciones de los trabajadores, fueron reprimidas con la presencia de fuerzas militares.
En 1936, el gobierno de David Toro, organizó el Ministerio de Trabajo, con la función  de defender los derechos de los trabajadores. Para entonces, ya se habían dictado algunas disposiciones reduciendo la jornada laboral y exigiendo condiciones mínimas de trabajo pero, en general, el régimen de explotación de los trabajadores, tanto en las ciudades como en los centros mineros, seguía dependiendo de la voluntad de los empresarios.
En 1938, el teniente coronel Germán Busch, que sucedió a Toro, convocó a una Convención Nacional, que aprobó una nueva Constitución Política del Estado que declaraba que el capital debía tener carácter social, en el sentido de cumplir con determinadas condiciones de interés nacional y de beneficio laboral. Al mismo tiempo, la Convención aprobó la Ley General del Trabajo, promulgada al año siguiente, considerada como la legislación laboral más avanzada de la época.

3.  La federación de mineros

En diciembre de 1942, una huelga en Catavi, fue reprimida en forma sangrienta por fuerzas militares. En aquella acción, que la historia ha recogido en el nombre de “Masacre de Catavi”, fue muerta María Barzola, ama de casa, cuya figura fue reivindicada como heroína por los trabajadores mineros.
Esa acción represiva fue respondida, poco después, con la creación de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB).
Un hito importante de esta primera etapa de movilización nacional de los mineros, fue su primer Congreso Nacional Extraordinario, realizado en Pulacayo, en noviembre de 1946. Allí se presentó un documento de análisis político de la situación nacional e internacional que concluía proponiendo una serie de medidas de carácter nacional, junto a reivindicaciones propias del sector. Ese documento fue conocido como “Tesis de Pulacayo”.
Los miembros debieron enfrentar, en 1949, un combate cruento que tuvo características de guerra civil cuando, a las demandas laborales, se sumó la lucha conducida por el MNR, con una fuerte consistencia en los centros mineros.
Los fabriles también entregaron, su cuota de sacrificio en las luchas sociales. En mayo de  1950, durante una reunión de estos en una cancha deportiva, en La Paz, fueron acribillados por fuerzas represivas.
La situación conducía, inevitablemente a una lucha sin cuartel contra el gobierno de Mamerto Urriolagoitia. El motivo fue el desconocimiento del triunfo que tuvo el MNR en las elecciones generales de 1951 y la instauración de un régimen militar que se mantuvo hasta abril del año siguiente.

4.   La COB

El 16 de abril de 1952, apenas cuatro días de triunfar la Revolución Nacional dirigentes de todas las organizaciones sindicales, convocados por los mineros y encabezados por Juan Lechín Oquendo, acordaron formar la Central Obrera Boliviana (COB), y al día siguiente, constituyeron el primer Comité Ejecutivo de la nueva entidad.
Aunque su primer documento declaraba la independencia política, tanto Lechín como Germán Butrón, designados secretarios ejecutivo y general de la COB recibieron el respaldo de la entidad matriz de los trabajadores para ejercer sendos ministerios, en el gobierno que presidía Víctor Paz Estenssoro. Esta participación se conoce como co-gobierno COB-MNR.
El primer Congreso Nacional de Trabajadores realizado en 1954, aprobó una tesis política similar a la que los mineros habían lanzado en 1946.
Al concluir su primera gestión de gobierno Paz Estenssoro, las relaciones entre el gobierno y los sindicatos eran tirantes.
Iniciada la administración de Hernán Siles Suazo (1956 – 1960), se puso en ejecución el plan de Estabilización Monetaria, más conocido como “Plan Eder”.
Los mineros declararon su oposición a este plan y, aunque la dirección de la COB trató de mediar en el conflicto, finalmente se produjo el rompimiento de relaciones.
En la segunda presidencia de Paz Estenssoro (1960 -1964) prometía una nueva aproximación de los sindicatos con el gobierno, pero la aplicación del Plan de Rehabilitación de COMIBOL, conocido como “Plan Triangular”, hizo imposible cualquier entendimiento posterior.
Los congresos mineros, que habían marcado la pauta de acción política de la COB, declararon abierta la lucha contra el gobierno. Este, a su vez, intento dividir el movimiento obrero y, con varios sindicatos encabezados por la Confederación de Ferroviarios, propició la formación de la COBUR (Central Obrera Boliviana de Unidad Revolucionaria), que tuvo poca duración.

5.  La clandestinidad

Al producirse el golpe de los generales René Barrientos y Alfredo Ovando (4 de noviembre de 1964), las direcciones sindicales intentaron un nuevo entendimiento con los gobernantes, pero muy pronto se produjeron graves desacuerdos que, en mayo y septiembre de 1965, provocaron el ataque a centros mineros y barrios fabriles de las ciudades, en el que hubo numerosos muertos y, el ejército, realizó cientos de detenciones. Gran parte de la dirección nacional de la COB fue desterrada del país. Inmediatamente, el gobierno decretó la reducción del salario de los mineros, junto a otras medidas de control.
Los sindicatos y la misma COB recompusieron sus direcciones en la clandestinidad. Por su parte el gobierno, ordenó la elección de nuevas directivas fiscalizadas por el Ministerio de Trabajo y formada con adeptos, que no fueron reconocidos por los trabajadores.
En esas condiciones, se celebraban reuniones clandestinas. Conociendo que iba a realizarse una conferencia extraordinaria de mineros, en Llalagua, y a la que asistirían dirigentes de otros sectores, fuerzas militares atacaron Catavi y Siglo XX. Ese hecho ocurrido en la madrugada del 24 de junio de 1967, se conoce como la “Masacre de San Juan”.
Oficialmente se justificó esa represión, argumentando que se trataba de una reunión que iba a a acordar el apoyo de los sectores laborales a la guerrilla que, encabezada por Che Guevara, había iniciado acciones insurgentes en el sudeste del país, en marzo de aquel año. En esa reunión, los mineros preparaban un pliego petitorio que iba a constituirse en el instrumento de lucha de todos los sectores laborales.
Cuando el Gral. Alfredo Ovando (1969 – 1970) tomó el gobierno, los sindicatos fueron legalizados y, en abril de 1970, se realizó un congreso de mineros que aprobó una nueva tesis política, la cual fue adoptada por la COB, en su Cuarto Congreso Nacional realizado en mayo de 1970.
Aquel año se vivió una intensa actividad política en la que, la COB, tuvo una activa participación. Al asumir la presidencia, el Gral. Juan José Torrez (1970 - 1971), con el apoyo laboral (octubre de 1970), ofreció a la COB integrar su gabinete ministerial, pero  no se llegó a concretar el acuerdo.
En cambio, las organizaciones laborales y los partidos políticos que actuaban alrededor de  éstas, formaron la Asamblea Popular en mayo de 1971, que incitó grandes temores en los sectores empresariales, las fuerzas armadas y algunos grupos políticos.
Tras el golpe encabezado por el Coronel Hugo Banzer (1971 – 1978), recrudecieron las luchas laborales y se produjeron duros enfrentamientos. El más significativo de estos fue el levantamiento campesino de Tolata y Epizana, a principios de 1974. Regimientos entrenados en la lucha contrainsurgente, reprimieron violentamente a los campesinos que reclamaban la atención del gobierno a sus demandas.
Las organizaciones campesinas, que habían participado de la fundación de la COB, pero no actuaban en sus movilizaciones, comenzaron entonces a desarrollar una mayor actividad conjunta con el máximo organismo laboral.
A fines de 1977, bajo la orientación de sus sindicatos, cuatro amas de casa del Siglo XX, iniciaron una huelga de hambre reclamando la libertad de los detenidos políticos, el retorno de los exiliados y la plena libertad de acción para los sindicatos y los partidos políticos. Esta huelga rápidamente  se extiendo por todo el país y, cuando sumaban varios miles de ayunantes, el gobierno se vio obligado a ceder.

6.  La democracia

La COB, que siempre había asumido un papel político en representación de todo movimiento popular, fue protagonista principal en la reconquista de la democracia. Pero debió enfrentar otros desafíos cuando, después de tres elecciones nacionales que no lograron instaurar un gobierno democrático, se produjo otro golpe de estado, contra el que la organización sindical luchó decididamente.
Al reiniciarse el proceso democrático, con la instalación del gobierno de Hernán Siles Suazo (octubre de 1982 – agosto 1985), la COB planteó varias propuestas de reconducción de la política económica, ante la crisis que vivió el país en aquellos años. Frecuentemente realizó huelgas generales en las ciudades y bloqueo de caminos en el agro. Sin embargo la disminución de las exportaciones, el aumento de las importaciones y la acelerada inflación, ahondaron la crisis.
El agravamiento de la situación, condujo a la renuncia anticipada del presidente Siles Suazo y la elección de las elecciones en 1985, por las que asumió la presidencia por cuarta vez Víctor Paz Estenssoro.
El nuevo gobierno dictó el decreto 21060, para detener la crisis, imponiendo un nuevo modelo económico, social y político, que provocó la inmediata reacción de los sectores laborales. Pero, la huelga general y la huelga de hambre iniciadas por la COB, no impidieron las aplicaciones de esta medida.
Por efecto de ella, fueron despedidos varios miles de trabajadores de la Corporación Minera de Bolivia COMIBOL, así como de las fábricas.
Para 1986, la COB organizó una consulta popular, convocando a todo el país a pronunciarse en contra de las medidas tributarias que se habían aprobado en el Congreso Nacional a principios de ese año. Aunque la consulta alcanzó a sumar más de un millón de votos contra el nuevo sistema impositivo, la ley no fue modificada.
Poco después, en agosto de ese año, los  mineros iniciaron en Oruro lo que se conoció como “La Marcha por la Vida”.
Se dirigían a La Paz, para exigir al gobierno una solución a sus demandas. La aplicación del  modelo implantado por el decreto 21060 como lo reconocieron posteriormente los gobiernos, había creado una situación de empobrecimiento e injusticia social que se hacía insostenible.
En la madrugada del 28 de agosto de 1986, cuando la columna de más de diez mil personas, se preparaba a iniciar su última jordana, fueron rodeados por fuerzas militares combinadas. Al mismo tiempo se dictó el estado de sitio y, los marchistas fueron obligados a retornas a sus distritos.




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